El objetivo fundamental que se ha mantenido a lo largo del desarrollo de todo el proyecto ha sido el diálogo con este paisaje caracterizado por la aparición de múltiples elevaciones a modo de cerros. Después de una primera idea que se centraba en un desarrollo formal, mimetizando la pieza con el entorno, se empezó a pensar más allá, generando unas primeras imágenes que hablaban sobre las sensaciones que podemos encontrar en una de estas elevaciones y la propia percepción espacial interior como los pliegues sin una geometría clara, la luz tamizada, las visiones cruzadas, el dentro-fuera o la velocidad del paso de los ferrocarriles. A partir de estas imágenes se plantea la posibilidad de construir en el cerro ya existente, no se trata pues de construir un edificio con una entidad y carácter propio que compita con el cerro natural, si no que lo que se pretende es aprovechar la fuerza de esta elevación en el territorio para caracterizar la construcción artificial, entendiendo también que la inserción del objeto edificado dotará al territorio de un nuevo carácter. A partir de aquí se empezaron a estudiar las topografías base tanto superior (vegetación existente) como la inferior (terreno), los llenos y vacíos con el fin de conocer una primera aproximación a la posible ubicación de los elementos de proyecto. Se elaboró también una planta y un collage de sensaciones con el fin de entender la montaña y las sensaciones que en ella encontramos como sus texturas, su inclinación, sus aromas, la manera de recorrerla, las vistas hacia el paisaje, las diferentes luces y sombras que encontramos; llegando a la conclusión de que todos estos elementos se constituyen como herramientas de proyecto muy potentes y que conforman la esencia del mismo; lo artificial debe mezclarse con lo natural, olvidando así la idea de algo cerrado y acotado en sí mismo; construir en la montaña sin perder las cualidades que allí encontramos. El siguiente paso fue la reelaboración de las maquetas iniciales reordenando la geometría que las regía, esas imágenes pues empezaron a concretarse un poco más, una construcción basada en diferentes niveles unos superpuestos sobre otros con una clara referencia visual al paisaje y a la naturaleza, los espacios de transición se realizan en el interior de la montaña hasta alcanzar los lugares de espera que se convierten en miradores de la llegada y salida de los trenes; espacios muy permeables al exterior pero con zonas más protegidas del clima. La construcción se basaría en diferentes plataformas que se irían adaptando como un fluido a las curvas de nivel y respetarían la vegetación existente, formando esta última, parte de la construcción de los espacios interiores.
La estrategia de ocupación consiste en utilizar técnicas que supongan un impacto mínimo sobre las estructuras topográficas iniciales del cerro. Se apuesta por utilizar técnicas de ocupación que tengan un carácter de liviandad ayudando a desarrollar la idea de proyecto de construir con las sensaciones que encontramos en una montaña (aire, aromas, visiones cruzadas, luz, etc...). Así, aparecen por un lado unas técnicas de ocupación referidas a la construcción y que se basan en la utilización de estructuras con una fácil puesta en obra como son el micropilotaje para las plataformas, el sistema de puente colgante para los andenes y el hormigón gunitado para los aparcamientos y por otro lado, unas técnicas de ocupación referidas a los propios usuarios que definen un catálogo con diferentes maneras de esperar al tren dependiendo de las condiciones climáticas que encontremos en cada momento. Estas condiciones generan la aparición de espacios abiertos como son los espacios de espera generados a partir de la topografía tanto natural como artificial, espacios semiabiertos y espacios cerrados donde se desarrollan actividades como la venta de tickets y la cafetería.
La estrategia de ocupación consiste en utilizar técnicas que supongan un impacto mínimo sobre las estructuras topográficas iniciales del cerro. Se apuesta por utilizar técnicas de ocupación que tengan un carácter de liviandad ayudando a desarrollar la idea de proyecto de construir con las sensaciones que encontramos en una montaña (aire, aromas, visiones cruzadas, luz, etc...). Así, aparecen por un lado unas técnicas de ocupación referidas a la construcción y que se basan en la utilización de estructuras con una fácil puesta en obra como son el micropilotaje para las plataformas, el sistema de puente colgante para los andenes y el hormigón gunitado para los aparcamientos y por otro lado, unas técnicas de ocupación referidas a los propios usuarios que definen un catálogo con diferentes maneras de esperar al tren dependiendo de las condiciones climáticas que encontremos en cada momento. Estas condiciones generan la aparición de espacios abiertos como son los espacios de espera generados a partir de la topografía tanto natural como artificial, espacios semiabiertos y espacios cerrados donde se desarrollan actividades como la venta de tickets y la cafetería.
