Las leyes de movimiento de las diferentes líneas ferroviarias que cruzan el entorno provocan el nacimiento de un suelo vectorial. Una estación que se prolonga más allá de sus propios límites abrazando al territorio y a sus principales activos que lo rodean como la ermita y el cabezo. La longitud de los recorridos serán mayores cuanto menor sea la velocidad del tren con el que nos vamos a desplazar.
martes, 11 de noviembre de 2008
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